El clima mediterráneo del valle ha sido determinante en la elección de estrategias bioclimáticas. Celosías de ladrillo regulan la incidencia solar, mientras que la cubierta a dos aguas—una reinterpretación contemporánea de las techumbres de antiguas casonas de Ensenada—incorpora aislamiento térmico y ventanas cenitales que favorecen la ventilación cruzada. Además, el sistema de paneles solares reduce la dependencia energética de la vivienda, consolidando su enfoque sustentable. Casa Colibrí se posa sobre el paisaje como un refugio elevado entre la vegetación nativa, reinterpretando la ligereza y el resguardo de un nido en el contexto de una casa de campo contemporánea.